Nuestra historia
Érase una vez en un lugar de Andalucía…
En los primeros años de este siglo, un grupo diverso de habitantes del pueblo de Monachil comenzaron a reunirse con el objetivo de promocionar la agroecología y concienciar a la población en general, y a los agricultores y ganaderos en particular, sobre la necesidad de instaurar hábitos saludables de cultivo, crianza y consumo, libres de pesticidas, herbicidas y otros productos de la industria química.


Se empezaron a organizar charlas informativas, donde profesionales de estas áreas (ganaderos de caprino, por ejemplo) fueron invitados a compartir sus saberes con los productores locales. La idea era llegar a declarar el valle de Monachil libre de químicos. Para eso había que hacer una gran labor de divulgación y de apoyo, y una de las propuestas fue crear un grupo de consumo, de tal modo que los productores locales que hubieran decidido cambiar sus prácticas de cultivo y crianza pudieran dar salida a sus productos.
Con mucho esfuerzo se creó la asociación La Olla del Patio, cuyos estatutos declaraban la obligatoriedad de vender sólo productos locales y libres de químicos de síntesis. Esta asociación no ha recibido ningún tipo de ayuda pública y es, por tanto, totalmente independiente.
En un principio se quedaba en la Plaza Alta una tarde a la semana. Pocos productores se sumaron a esta iniciativa y los que lo hicieron ya eran parte del grupo que impulsaba este movimiento. No había mucha diversidad de productos, pero este fue el germen del grupo de consumo, que a lo largo de estos últimos 15 años ha ido cambiando su lugar de encuentro, pasando por La Barbería, La Chistera y el bar-restaurante El Río, donde actualmente se lleva a cabo el reparto de los productos todos los jueves a las 20:30.
Ha sido un verdadero ejercicio de resistencia, pues ha habido épocas en que el grupo era minúsculo y hubo que buscar agricultores de otros pueblos cercanos, ya que no había diversidad de productos suficientes en el pueblo. Pero unos pocos productores estuvieron siempre ahí, abasteciendo a un puñado de personas concienciadas. En los últimos años y sobre todo coincidiendo con el estado excepcional de confinamiento, mucha gente se ha acercado a esta iniciativa, que no ha dejado en ningún momento de realizar su actividad. En estos momentos, el grupo ha crecido hasta contar con más de 40 miembros activos, entre productores y consumidores. Además de productos alimentarios, ahora se ofertan productos de artesanía local, limpieza y cosmética natural, así como diversos productos procesados.
El grupo quiere ser a su vez una oportunidad de encuentro, un espacio donde poder debatir sobre los temas que nos preocupan e interesan y siempre abierto a otros proyectos, como el que se inició hace un tiempo de compostaje colectivo. Un grupo activo de personas que quieren vivir de una manera más comunitaria, compartiendo actividades y la posibilidad de pensar y de crear nuevos vínculos.